El cráneo de la Boa, "cráneo diápsido"

El cráneo de la serpiente es especial, tiene una gran flexibilidad ya que sus huesos están separados, conectados entre sí por ligamentos elásticos que permiten la movilidad de ciertas estructuras óseas y el cerebro está protegido por unos huesos pequeños que lo rodean. Los que forman el paladar son móviles, reduciendo así los posibles daños cerebrales al engullir grandes presas. Sus mandíbulas “superior e inferior” se unen muy hacia atrás, permitiendo su apertura y separación de una manera increíble.
No existe sínfisis intermandibular tal como se conoce en aves o mamíferos. Las dos mitades de su mandíbula inferior están unidas por tejido elástico, permitiendo el movimiento independiente de cada una, muy necesario en el momento de ingerir el alimento ya que con estas mandíbulas móviles y sus curvados dientes, pueden empujar mejor a las presas hacia su estómago. Los dientes del maxilar forman cuatro filas asentadas sobre los huesos maxilar, palatino, pterigoides y premaxilar. No presentan grandes variaciones morfológicas con relación a su localización, forma y tamaños. Los dientes se reemplazan continuamente a lo largo de toda la vida del animal. 

Comprenden 5 articulaciones mandibulares:

1. Entre el hueso cuadrado y el maxilar inferior 
2. Entre los huesos cuadrado y escamoso 
3. Entre el hueso escamoso y el cráneo 
4. Equidistante entre la longitud del maxilar inferior 
5. En el mentón, “las 2 mandíbulas inferiores no se hallan unidas en este punto”


 

El cráneo de la boa es del tipo diápsido, (con 2 aberturas separadas por los huesos post orbitales y escrumosal); está formado por el hueso cuadrado, temporal, el frontal que se divide en prefrontal y postfrontal, parietal, occipital, nasal, lacrimal, premaxilar, maxilar superior palatino, pterigoideo, bucopterigoideo transverso, basisfenoides y la mandíbula inferior está formada por el maxilar inferior y el dental

Al igual que otros reptiles, las serpientes presentan doce pares de nervios craneales. Esta compleja forma craneal sumada a la distensión mandibular y la disposición de la dentadura, hacen que la cavidad bucal de la Boa sea vital para capturar las presas y poder tragarlas ya que puede aumentar de tamaño para tragar grandes presas gracias a la falta de fijación de los cuerpos de la mandíbula, permitiendo no masticar a sus presas y tragarlas enteras, gracias también a la dilatación del esófago.

Las glándulas salivales, sublinguales y labiales se encargan de lubricar, humedecer y comenzar la degradación del alimento; glándulas (palatinas, linguales, sublinguales y labiales). Su característica pared con escaso o nulo componente muscular, permite que la presa avance mediante movimientos de la musculatura axial. Como barrera defensiva del sistema inmune ante posibles infecciones, se localizan tonsilas en la mucosa esofágica. 

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